La otalgia es una afección que puede aparecer en cualquier parte del oído, ya sea interno, medio o externo. Su aparición no se relaciona necesariamente con una enfermedad o infección específica, por lo que, antes que todo, es mejor que un especialista sea el encargado de evaluarla. La intensidad del dolor de oído puede variar desde muy leve a muy intenso, dependiendo principalmente del factor causante.
Existe una amplia cantidad de posibles causas. Sin embargo, debemos comenzar con una enfermedad del oído que siempre causa malestar: la otitis.
Además de esta, también puede ser causado por:
El dolor solo puede afectar el oído o puede extenderse a la región circundante, a la mandíbula, o, más generalmente, a todo el lado de la cabeza del oído afectado. Generalmente, el dolor de oído comienza abruptamente, con repentinos picos de dolor agudo que se alternan con momentos de incomodidad y, a menudo, puede ir acompañado incluso de fiebre muy alta.
Los bebés pueden experimentar crisis repentinas de llanto inconsolable y disminución del apetito (debido al dolor provocado por la succión durante la lactancia). Los niños mayores pueden indicar el oído afectado y quejarse de una disminución en la capacidad auditiva o distorsión del sonido. El dolor de oído generalmente se atribuye a enfermedades inflamatorias (como infecciones del oído)o traumáticas (como barotraumas).
En casos de dolor de oído no acompañado de fiebre, como a veces ocurre después de un baño o después de estar en el mar o en una piscina, el sitio afectado es el oído externo, y el proceso infeccioso se determina con mayor frecuencia por una bacteria. En este caso, el dolor se asocia con picor.
El tratamiento del dolor de oído siempre dependerá de la causa diagnosticada. No solo se debe aliviar el dolor, sino curar la enfermedad causante.
Si el médico determina que el origen del dolor de oído es una inflamación del pabellón auricular, este se puede tratar con pomadas antiinflamatorias y antibióticos.
Cuando se trata de un dolor de oído por inflamación del oído medio, lo que se recomienda con mayor frecuencia es una combinación bajo observación de analgésicos y antiinflamatorios, además del uso de antibióticos cuando existe infección.
Y por último, si se trata de un dolor de oído por inflamación del conducto auricular, las gotas antiinflamatorias junto con antibióticos ayudarán a mejorar notablemente los síntomas.
La gran mayoría de las formas de dolor de oído tienden a resolverse con la terapia correcta (antibióticos, corticosteroides, mucolíticos). En el resto, puede haber una tendencia del evento inflamatorio a repetirse y a ser crónico (tipo de agente patógeno, conformación anatómica del oído, presencia de adenoides, amigdalitis recurrente, etc.).
En casos de padecer dolor de oído, el otorrinolaringólogo será el profesional médico que prescribirá los medicamentos adecuados para cada caso.
La gran mayoría de las formas de dolor de oído tienden a resolverse con la terapia correcta (antibióticos, corticosteroides, mucolíticos). En el resto, puede haber una tendencia del evento inflamatorio a repetirse y a ser crónico (tipo de agente patógeno, conformación anatómica del oído, presencia de adenoides, amigdalitis recurrente, etc.).
En casos de padecer dolor de oído, el otorrinolaringólogo será el profesional médico que prescribirá los medicamentos adecuados para cada caso.
En presencia de otitis externa, la terapia con antibióticos en forma de gotas en el canal auditivo externo es la más prescrita por los profesionales médicos. En casos severos o con perforación de la membrana timpánica, se prescriben terapias sistémicas (tabletas o ampollas intramusculares). Durante la fase inflamatoria, es esencial no humedecer el oído con agua (por ejemplo, mientras te duchas, en la piscina o en el mar).
En la otitis media, se utilizan antibióticos, mucolíticos y, en algunos casos, terapia con cortisona para aliviar la patología.
Recomendamos acudir siempre a un especialista. Cuando se trate de afecciones complejas, siempre requerirán una intervención directa y exhaustiva por parte del médico. Dependiendo del caso, el doctor podría verse obligado a intervenir para extraer fluidos, como el pus, que estén obstruyendo el oído.